Como no pertenezco a ningún partido político, permítanme que me salte la famosa jornada de reflexión correspondiente a las 24 horas previas al día de las votaciones. Y no me la voy a saltar porque tenga claro el partido al que voy a votar y quiera hacerles propaganda gratuitamente, sino por dejar plasmadas unas cuantas reflexiones que me vienen a la cabeza por no tener ni puñetera idea de qué lista meter dentro de los sobres que tendré que entregar el domingo. Lo que sí que tengo claro es que iré a votar. Demasiado costó a nuestros antepasados hacer realidad algo que hoy tenemos como derecho y que, al estar ahí, parece que toda la vida lo ha estado. Más que un derecho, creo que es una obligación nuestra el acudir el domingo a las urnas. Además, soy de las que opina que si usted no vota, en unos días no nos venga con cuentos y quejas. Lo de que 'después, cuando ya han salido elegidos, hacen lo que quieren', es otro cantar que tendremos en cuenta más adelante.
Sin perder demasiado el hilo de esta historia... Lo que he dicho, que no sé AÚN quiénes serán mis elegidos. No he seguido demasiado la campaña electoral por el malestar general que me provoca. Pero he intentado escuchar a todos los partidos. He intentado sacar conclusiones de lo que cuentan. Y he intentado no sacar la escopeta para pegar un par de tiros al aire. ¿Pueden creer que no he sido capaz de sacar nada nuevo de ningún candidato? Solo veo a niños en el patio del colegio echándose culpas los unos a los otros; arrojándose piedras desde su tejado al tejado del vecino de enfrente. Sólo he sido capaz de ver una auténtica batalla campal y pensar, ¿si se vieran desde fuera, no se darían vergüenza?
Los que me visitan de vez en cuando por aquí -y yo muy gustosa de ello- saben que no me caso con un partido u otro, me caso con ideas y hechos, me caso con personas honradas y trabajadoras, me caso con el servicio a la ciudadanía. No me queda otra más que pensar que debe ser ese el motivo de mi soltería. Con tantos quiero casarme y poquísimos cumplen con los requisitos.
Está claro que no es bueno generalizar, nada en absoluto. Pero tienen que entender que estemos ya cansados de engaños y enredos que no nos llevan a ninguna parte. Tienen que entender que la gente quiera trabajar, pero que estén un poco hasta las narices de ver como se repiten las historias, nos gobierne el 'color' que nos gobierne. Creo, sinceramente, que en la Comunidad Valenciana hace falta un voto de castigo, por lo mal que se han hecho infinidad de cosas durante los últimos años. A pesar de ello creo, y lo digo muy sinceramente, las alternativas que hay no acaban de convencerme lo suficiente, pero de entre ellas habrá que sacar a quienes nos gobiernen. Ahora que lo pienso, ya he dado una pista sobre lo que haré el domingo.
'A quienes nos gobiernen'; gobernar, ¡qué palabra tan desgastada! Conforme está todo, preferiría designar a los políticos como aquellos personas elegidas para que nos AYUDEN. Que al fin y al cabo, creo que es para lo que están. Para anteponer el servicio a la ciudadanía frente al servicio a sus partidos. Muchas veces se les olvida a quién se deben y eligen la senda incorrecta.
Estos últimos días me he reído mucho -conteniendo la rabia y el cabreo que arrastro desde el 29 de noviembre de 2013. Pronto sabrán de qué hablo. Ese día se fue a negro la televisión autonómica valenciana. Muchos pensarán que fue un total acierto, sin saber siquiera el problema real de esa televisión o lo que siguen pagando los valencianos a día de hoy para permitir que ciertas cadenas privadas puedan emitir sus programas a través de los repetidores pagados con dinero público. Y lo mejor de todo, sin que estas cadenas lucrativas y de origen privado paguen al Gobierno valenciano, ¡olé!
Pues bien, eso de la risa que les comentaba... Me río de los personajes que la cerraron; aquellos que de la noche a la mañana se dieron cuenta de que tenían un agujero negro de 1.200 millones de euros. ¿A quién no le ha pasado eso de acostarse un viernes bien y levantarse el sábado debiendo cantidades similares de dinero? Me río también de aquellos que la dejaron morir, los que no hicieron nada para controlarla. Me río, sobre todo, de aquellos que en su época en la alcaldía de Morella no aceptaban la instalación de un repetidor de Radio Televisión Valenciana para que llegase bien la señal hasta la zona, y que accedieron únicamente con la condición de que pudieran verse las cadenas catalanas. Pero sobre todo, me río de que todos ellos vengan ahora de salvadores, de ángeles de la guarda, de 'esto lo soluciono yo'.
Claro que quiero soluciones como ciudadana, no voy a ser de las que piense que nadie tiene derecho a rectificar. Pero señores políticos, no está de más decir 'nos equivocamos y vamos a corregir nuestros errores'.
Estas últimas semanas son geniales. Todos los municipios llenos de obras, de calles que van a ser asfaltadas, de asfaltos que van a ser saneados. En fin, de partidos que quieren echar el resto antes del último asalto de esta guerra, la guerra electoral. Y yo, así me quedo, con mi vestido de novia y sin un pretendiente a la vista. Espero, de hoy al domingo, sacar algo de luz al asunto y decidir a qué 'iglesia' acudir.
P.D: ¿Dejamos para otro día el asunto del incumplimiento de los programas electorales y la posibilidad de que existiese un mecanismo penal de castigo para aquellos políticos que prometen y no cumplen? ¿Y para cuándo las listas abiertas? ;)
Mari Carmen Montes
@mcmontesb
yo también soy de tu opinión....
ResponderEliminarA vore què tal van els nous. Que jo fins que no veja les coses ja no em crec promeses de cap tipus. Gràcies pel teu comentari! ;)
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