15 de octubre de 2011. No olvidaré jamás esa fecha. Ese fue mi primer día en Radio Televisión Valenciana. Esa, mi primera vez como periodista. Hasta el momento había ido muchas, muchísimas veces, pero de la mano de mi padre. Puedo decir bien alto que mi padre empezó a trabajar en esa empresa en julio de 1989, antes de la propia puesta en marcha de la televisión y tras haber aprobado su oposición -sí, esas que no han servido de nada a la hora de echar a mucha gente a la calle-.
Durante ocho meses, desde octubre de 2011 hasta junio de 2012, tuve la oportunidad de crecer. Como profesional y como persona. Tuve la oportunidad de saber lo que era buscarse la vida. De llevar solo dos fines de semana cuando vi que me enviaban al aeropuerto, sola con mi cámara, a entrevistar en inglés a una jugadora del Ros Casares que venía de Australia. Me sentí pequeña al lado de tantos profesionales, pero fueron ellos los que me hicieron crecer, los que me valoraron, a mí y a mi trabajo, y los que me ayudaban siempre que, sin decirles nada, sabían que tenían que echarme un cable.
Cuántos fines de semana luchando por hacer una televisión de proximidad, en valenciano. Desde la sección en la que estaba, deportes, continué con el objetivo de que los equipos menos conocidos, los más pequeños, tuvieran la oportunidad de seguir creciendo. De defender lo que es nuestro. Todo cuanto pudo hacer una 'pequeña' periodista como yo, lo hizo. No conocía el cansancio, pues la ilusión de poder trabajar en un medio autonómico como RTVV ganaba a mi falta de sueño puntual.
Cuando terminaron mis ocho meses en la tele me despedí de mi segunda familia con lágrimas en los ojos. Aunque eso solo lo viesen Maria José y Sergi. Y me fui triste porque sabía que con la se que estaba montando, iba a ser complicado compartir otra vez mesas de trabajo con aquellas grandes personas. Después de lo que se ha vivido hoy, es posible que compartamos mesas, micros y cámaras, pero en otro medio, lejos de Burjassot.
Tendencias de Twitter alrededor de las 12:00h del 9 de febrero |
Cuando hace dos meses empezaron a enviar correos electrónicos para despedir a los compañeros de la radio ya necesité publicar un post para criticar a los cobardes que se han cargado la televisión pública; para criticar a todos aquellos que no han sabido dar la cara para echar a la gente que día a día ha defendido nuestro derecho a la información. Si lo critiqué en diciembre, permitidme que hoy sea más dura. ¿Un e-mail? ¿Un sábado? ¿A las diez de la mañana? RASTRERO.
Compañeros, hoy os han enviado un e-mail fatídico, pero son muchos más los mensajes que habéis recibido para agradeceros el magnífico trabajo que habéis hecho, siempre que os han dejado. Yo creía en Canal 9. Desde el momento en que unos pocos pusieron la mano y el bolsillo, esto empezó a venirse abajo. Pero nunca olvidaré la información de proximidad que nos habéis hecho llegar hasta casa.
Luis / Mariajo / Sergi / Natalia / Carles G/ Paco / Miquel / Manolo / Picornell / Lluís / Susana / Dani / Carrascosa /Jordi S / Carles Claver / Jordi G / Carlos U / Olga / Sempere / Iolanda / Capelo / Pere / Alberola / Toni / Regina / Gabi / Hilario / Alejandro / MªJosé... Y tantos otros que no están en la sección de deportes. Tantos otros que no son periodistas. Tantos que han dedicado gran parte de su vida a un proyecto ilusionante que unos pocos se han encargado de hundir.
Hay momentos de la vida en que no podemos ver más allá del presente. Este es uno de esos días en que cuesta centrar la mirada en algo que no sea este fatídico 9 de febrero en que 843 personas han abierto un correo en el que 'amablemente' se les invitaba a abandonar su 'casa'. Pero, sin duda alguna, hay que seguir adelante y abrir bien los ojos para detectar a tiempo cualquier oportunidad que se presente.
Hoy, las caras de los presentadores de los informativos demostraban que son personas y no números. Algo que no han sabido ver los directivos.
El más sincero abrazo de una compañera, telespectadora y conocedora de forma directa de lo que significa esperar ese e-mail.
Mari Carmen Montes
@mcmontesb
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