Resultado de la votación sobre el cierre de RTVV en el pleno en 'Les Corts' el pasado 27 de noviembre |
Siempre me gusta escribir en mi blog con la tele en marcha. Me ayuda tener un ruido de fondo. Me fuerza a concentrarme y pensar más y mejor -puede parecerles extraño. Hoy el sonido que escucho en la tele es el del silencio. Esto también puede parecerles contradictorio, está claro. Pero encender la televisión, pulsar el 9 en el mando y que aparezca una pantalla en negro donde antes veías la televisión de tu comunidad es para echarse a llorar. Y eso que aún estamos en una nube como se suele decir. "Esto es como cuando pierdes a un ser querido, que no te das cuenta hasta que pasan unos días" - comentaba una compañera de Radio Televisión Valenciana. Pues así es. Acabamos de perder a un ser querido. Un ser que ha estado con nosotros a lo largo de nuestras vidas. En mi caso, me ganaba en años la televisión que hoy ha muerto joven. Mejor dicho, una televisión pública que ha sido asesinada por un partido político. Una televisión vertebradora y con el objetivo de la conservación de nuestra historia.