miércoles, 3 de julio de 2013

7 años después, sin luz al final del 'metro'


Vista desde el avión hacia Heathrow, Londres
Imagen: Mari Carmen Montes
Shrewsbury. Esa era la ciudad en la que me encontraba el 3 de julio de 2006. Muy cerquita de la frontera entre Inglaterra y Gales. Allí iba a pasar un mes entero estudiando inglés, conociendo gente y visitando lugares 'maravillosamente verdes' y muy cuidados -y por otra parte, experimentando la única forma viable de aprender un idioma, a pesar de los muchos años que estudiemos aquí inglés en las escuelas-. 

Llegué a esta encantadora mini ciudad el domingo 2 y ese lunes 3 de julio fue mi primer día de clase. La familia con la que iba a convivir durante un mes pasó a ser una especie de segunda familia. En apenas unas horas Ray, Martha y Heather se habían convertido en una parte fundamental de ese viaje. Pues bien, al volver ese lunes a 'mi casa', el padre de la familia, Ray, me llamó para que fuese corriendo a la cocina a la voz de "está saliendo tu ciudad por la televisión". Pero su tono de voz no era alegre, más bien todo lo contrario. 

No puedo evitar que se me ponga la carne de gallina al recordar como recorrí los pasos que separaban la puerta de entrada de la puerta de la cocina. Y ahí vi, en primer plano, el cartel de la estación de Jesús. No eran buenas noticias, en absoluto. 43 personas perdieron la vida; otras 47 sufren aún hoy secuelas de aquel inolvidable accidente. ¿Responsables? Ninguno. Del que fue el mayor accidente de metro en la historia de España no se ha indicado ningún responsable. Pasado el medio día de aquel 3 de julio, el metro se dirigía desde Valencia hasta Torrent, pero descarriló en la curva de la línea 1, entre las estaciones de Plaza de España con Jesús. Alrededor de 200 personas iban dentro, a una velocidad superior a los 80 kilómetros por hora, el doble de lo que estaba permitido en ese tramo. No entraré en como esas 43 personas perdieron su vida. No es necesario causar más dolor. 


Servicios de emergencia atendiendo a los heridos en la
estación de Jesús. Imagen: Kai Försterling para Levante-EMV
Pero si ese día, en Shrewsbury, una joven valenciana de 15 años se asustó al ver lo que había ocurrido, al no saber si algún conocido iría en ese metro, aún hoy sigue asustada. Pero hoy, con 22 años, está asustada porque no entiende a la justicia de su país. Porque es incapaz de comprender que 2.557 días después no haya nadie que responda por lo que ocurrió. La transparencia brilló y sigue brillando por su ausencia. ¿Y qué? Pues nada, que cada día 3 de cada mes, los familiares de las víctimas y todas aquellas personas que tampoco entienden que no se haya averiguado nada -o que no quieran revelarnos lo averiguado- se reunen en la Plaza de la Virgen para pedir responsables. Para que les den la información que nunca les han dado. Unas veces con más ánimos, otras con menos, pero siempre están. No pierden la esperanza. 

Y si no la pierden ellos, toda esa gente que se vio afectada por el accidente de metro, no la voy a perder yo. No tengo derecho a hacerlo. Pero creo que sí que tengo derecho a sentirme desprotegida por una justicia injusta. Créanme, tengo derecho a eso. Si en un caso tan alarmante y noticioso como este no se han dado más datos, miedo me da que nos ocurra algo 'menos llamativo' a alguien y que sea la justicia la que tenga que poner orden. 

En cuanto al accidente... el exceso de velocidad fue una y otra vez la causa apuntada para el fatal desenlace. El culpable el conductor del metro fallecido en el accidente. ¿Más investigaciones para qué? Si ésta era una forma rápida de dar carpetazo a un tema que podía convertirse en una bomba para los políticos. En aquel momento era Francisco Camps quien estaba al frente de la Generalitat Valenciana. Pero eso es lo de menos. Me da igual Partido Popular, Partido Socialista, Esquerra Unida... Eso es lo de menos. Lo que no me da igual es la opacidad con que se trató el tema que, a día de hoy, no causa otra cosa más que dolor e indignación en muchos valencianos que se sienten, como yo, desprotegidos. 

Camiseta con el lema de las protestas
Imagen: Sergio Formoso
La comisión de investigación llevada a cabo en Les Corts tan solo duró cuatro días, y de verano, que cuentan por menos. Curioso fue que FGV contratara servicios a asesores de una consultora para poder 'dirigir' a sus trabajadores en un camino que se iba a llenar de preguntas por parte de los medios de comunicación y de los ciudadanos. La comisión terminó y se aceptó que las líneas del metro eran seguras. Un par de meses antes de las elecciones autonómicas y municipales dieron por cerrada la investigación judicial, el 15 de marzo de 2007. Había que disfrutar de las Fallas. Se reabrió el caso en junio y se cerró, de nuevo y ya definitivamente, entre los meses de diciembre de ese mismo año y mayo de 2008. Responsable: el maquinista fallecido y su exceso de velocidad. 

Pero a día de hoy, son muchos los medios que han publicado más información, que han buscado las cuatro patas al gato y que han revelado, como en el caso de Levante-EMV que "las ventanas cedieron porque el sistema de sujeción no era el adecuado; que unas balizas de 3.000 euros habrían frenado automáticamente el convoy antes de llegar a la fatídica curva; que se escondieron los informes que recomendaban la sustitución de los trenes obsoletos; que se ocultaron los expedientes de los tres descarrilamientos anteriores sufridos por la UTA 3736 y que nunca apareció el libro de averías de la unidad siniestrada". 

¿Y para qué escribir más? Yo solo puedo escribir lo que pienso, lo que siento. Ahora -porque más vale tarde que nunca- es hora de que los jueces vuelvan a escribir en sus cuadernos de notas. Es hora de que escriban 'culpable, dos puntos, y nombres'. Venga señores jueces, no es tan difícil. Piensen, además, que tienen a miles de valencianos dispuestos a ayudarles a escribir esas páginas.




Mari Carmen Montes
@mcmontesb

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