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Cartel de la concentración celebrada en memoria de las víctimas |
31 de octubre. Otra vez. Si han visto las noticias, leído los periódicos o escuchado la radio hoy, sabrán -estoy segura de ello- que hoy se cumple un año de esa tragedia que nos marcó a todos. Una tragedia que ha condicionado, por suerte si vemos el único lado positivo, la organización de grandes eventos. Por desgracia, siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
Para la celebración de Halloween, festividad de origen celta celebrada sobre todo en países anglosajones, cada cual se prepara de la forma que más conviente considera. Hay quienes se echan a la calle disfrazados, con una botella de alcohol en la mano y con muchas ganas de fiesta. Hay quien, además, lleva incorporadas las ganas de jaleo y de armar broncas. Para intentar controlarlas se preparan cada año dispositivos de seguridad especiales. En el caso de la ciudad de Valencia, más de 450 agentes intentarán evitar el acceso de gente con alcohol a las zonas más céntricas y habituales emplazamientos de los ya tradicionales botellones. Policía Nacional, Local, Autonómica; Bomberos, ambulancias... todos preparados para actuar. Todos preparados para cumplir sus funciones.
Cuando un Ayuntamiento te 'vende' tan bien la organización de estos dispositivos aún da más rabia pensar en el descontrol que hubo hace hoy 365 días en el Madrid Arena. Esa era la tragedia de la que les hablaba al principio de este post, cómo no.
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Instante en el que se produjo la avalancha de jóvenes Imagen: 20 Minutos |
Lo que ocurrió aquella noche fue un cúmulo de desafortunadas circunstancias. Una detrás de otra fueron colaboradoras del caos que aconteció en un recinto no acondicionado para una fiesta de tal magnitud. Alrededor de las cuatro de la mañana se produjo una avalancha humana en uno de los pasillos que daban acceso a la pista central, en la que estaba pinchando música el famoso DJ Steve Aoki. Entre la multitud, tres jóvenes perdieron la vida por aplastamiento. En ese momento terminó la fiesta para muchos. Terminó la fiesta para los que eran conscientes de lo que estaba ocurriendo.
Jóvenes entrando y otros intentando salir. Gente que ni siquiera sabía que tres chicas habían perdido la vida en el Madrid Arena y que otras dos habían resultado heridas de gravedad -y posteriormente pasarían a incrementar la lista llegando a las cinco víctimas mortales.
En un primer momento se habló de que se había controlado el aforo máximo del local. También de que el recinto cumplía las medidas de seguridad pertinentes. Lo cierto es que a medida que iban pasando los días fuimos conociendo nuevos datos que distaban mucho de la versión inicial que ofreció la empresa organizadora (Diviertt). Resguardos de entradas retirados nada más acceder al recinto (para, según muchos asistentes, evitar que éstos pudieran demostrar que habían estado ahí y que se hiciera un recuento real de las entradas vendidas). Servicio médico insuficiente.
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Hotel en el que se hospedó Ana Botella en Portugal Imagen: El Mundo |
Una alcaldesa que se fue de vacaciones a un spa en Portugal después que ocurrieran los hechos. Volvió al ver el 'fregao' que había dejado en Madrid para ofrecer una rueda de prensa, y viajecito a Portugal de nuevo. Mientras, el panorama de tantas familias que, aunque no habían perdido a sus hijos, no podían parar de ponerse en la situación de los familiares de Katia, María Teresa, Rocío, Cristina y Belén.
Que los dispositivos de limpieza que están preparados para mañana día 1 de noviembre no se encarguen de limpiar la memoria de la gente. Que aquellos que ordenan estos dispositivos no manden borrar las huellas de esas cinco jóvenes que en apenas unas horas, pero justo el año pasado, dejarían de divertirse en una macrofiesta de Halloween, dejarían de estar con sus amigos, con sus familias, dejarían...de estar.
Creo que en España sentimos cierta aprensión por la palabra JUSTICIA. Bueno, más que sentimos...SIENTEN. Y la sienten aquellos que deberían encargarse de velar por nuestros derechos. De protegernos y buscar siempre lo mejor para la sociedad.
No me quiero ver nunca en una situación similar. Me da pánico la falta de espacio, la falta de oxígeno. Me da pánico pensar en la sensación de tener decenas de personas encima. Me da pavor pensar en la sensación de ver como poco a poco desaparece la luz. Pero aún me asusta más pensar que estoy en esa situación, que mis amigos llamen a los servicios de emergencia y que éstos hagan caso omiso de las advertencias y las llamadas de socorro por pensar que se trata de jóvenes alcoholizados, como que ocurrió en Madrid.
Si he decidido poner las imágenes de cuatro de las víctimas mortales de aquella terrorífica noche ha sido porque las víctimas siempre tienen cara. Siempre tienen familia y nunca dejan de tener derechos.
Cinco corazones no sobrevivieron a la noche de Halloween. Aún hoy, hartos de excusas, son muchos los que piden justicia y responsables.
Mari Carmen Montes
@mcmontesb
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