jueves, 25 de julio de 2013

80, Alvia, 190, Santiago.


Imagen: Antonio Hernández (AP)
Datos, pero no simplemente eso. Detrás de esos números, de esos nombres, hay personas. Familias destrozadas que recordarán el 24 de julio de 2013 como una fecha negra en sus calendarios. Personas que se quedaron esperando ver bajar del tren a sus familiares. Un tren que nunca llegó a su destino. 

No eran aún las 9 de la noche cuando ese tren que salió de la estación de Chamartín (Madrid) descarriló por causas que aún están siendo investigadas. Todo apunta a un exceso de velocidad, pero ¡ojo!, no es misión nuestra la de hacer investigaciones a distancia. Para ello hay desplazados hasta el lugar de los hechos, conocido ahora como 'zona cero', un gran equipo de investigación para evaluar lo sucedido, para aclarar esta catástrofe humana que se ha llevado por delante la vida de 80 personas, y esperemos que este número se quede paralizado y no siga aumentando. 


Los juicios paralelos son prescindibles. De nada sirve que yo elabore mis hipótesis a cientos y cientos de kilómetros de distancia. De poco me sirve saber la SUPUESTA confirmación del maquinista de que llevaba una velocidad de 190 kilómetros por hora en esa maldita curva. ¿Es real esa declaración? Debemos recordar en este momento que las redes sociales aportan tantas cosas buenas como malas. Tanto Twitter como Facebook echaban humo anoche convocando a la gente, a los medios, a todas aquellas personas que, de una forma u otra pudieran ayudar. A través de las redes se puso en alerta a la gente para que fuese a donar sangre; para que ayudasen a localizar a personas que no habían encontrado sus familiares... 

Imagen: Eloy Alonso (Reuters)
Pero del mismo modo que son beneficiosas, también pueden suponer un grave peligro. Un simple tweet puede dar la vuelta al mundo en apenas unos segundos. De esa supuesta declaración del maquinista, que resultó ileso, se han hecho ya un sinfín de conjeturas. ¿Es posible que una persona cansada de hacer ese mismo recorrido superase en 110 kilómetros por hora la velocidad permitida? Sin duda alguna, pronto se sabrá la velocidad real del tren en ese tramo. Solo es necesario analizar la caja negra y así poder obtener los datos reales. Dejemos trabajar a la gente. Eso sí, obliguemos a las autoridades a dar datos, a trabajar con transparencia, para evitar así que ocurra lo mismo que pasó en Valencia hace 7 años en ese accidente de metro

Han sido muchas las muestras de solidaridad de la gente. Gente anónima que vive en esa 'zona cero' y que tras escuchar el gran estruendo no dudó un segundo en salir a las vías a ver qué había ocurrido y ayudar en la medida de lo posible, a sabiendas de que muchos estaban arriesgando sus vidas. Gran actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Rapidez, gran aliada en estas ocasiones. Pero si hay algo que me gustaría destacar, aunque puedan pensar que estoy tirando piedras sobre mi propio tejado, es el papel de muchos medios de comunicación. No olvidemos que la misión de éstos es la de informar y que para informar no es necesario ofrecer imágenes morbosas. ¿Hace falta mostrar los gritos de dolor y los lloros cuando a una familia se le comunica que ha perdido a un ser querido? Sinceramente, creo que no. 

Con ver imágenes como las que he usado en este post sobra. Todos tenemos un par de dedos de frente para hacernos una idea del dolor que, desgraciadamente, tienen que soportar estas familias. Para ello no nos hace falta ver sangre. Y lo triste es que muchos medios de comunicación son muy aficionados a vender 'carnaza', cuando lo cierto es que sobra. Sabemos que las libertades de unos terminan donde empiezan los derechos de otros. En este caso, la libertad a informar tendría que terminar donde empieza el derecho a la dignidad de tantas y tantas personas que están sufriendo ahora mismo. Unos sufren porque han perdido a alguna persona querida, otros porque ni siquiera saben aún dónde está su gente. 

Imagen: Lalo Villar (AP)
Hay días que cuesta escribir, y el de hoy es uno de ellos. Por eso, prefiero poner aquí el punto final a esta entrada, no sin antes volver a recordar y dar las gracias a todas aquellas personas que ayudaron en las tareas de rescate; a los bomberos que descombocaron la huelga para acudir a la 'zona cero'; a los médicos que estaban de vacaciones y volvieron para atender a los heridos; a los vecinos que no dudaron en salir a ayudar; a todos vosotros que, a través de las redes estáis echando una mano... 

A todos, GRACIAS!

Mari Carmen Montes
@mcmontesb


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